sábado, 21 de diciembre de 2013

Océano de desdichas.

Vendrá, con el tiempo, me dijo. ¡Suena el tic, suena el tac, y tú no estás! ¡Llega el viento con sus hojas otoñales! ¡Llega la lluvia, cortina de secretos! ¡No llegás y el tiempo pasa!
¡Diez largos años, en esta silla! ¡A la orilla de tu llegada!
Bajo el cerezo, ¿Era el roble? Perdiste tu equipaje en mi corazón, te mudaste silenciosamente en un rincón de mi cabeza. En un piso amplio y solitario, lleno de frío y humedad, vacío de amor, y de ternura. En un triste sofá verde, lleno de arañazos del tiempo, roto en las costuras del dolor, estás tú. Mi vida entera en una habitación, mis versos sin puntos, mis cartas sin remitente. ¡No quiero ver cómo vuelven las palabras! ¡No deseo más poesias, sino una palabra sincera!
¡Que me diga que me amas! Que no habrá cielo ni mar que nos separe, ni furia contenida, ni amrgo resentimiento, solos tú y yo, en esta triste habitación.
Cómo has llegado con la vida, en esta esatción sin paradero. Cómo has perdido a la muerte, cómo se ha olvidado de mis deseos de acompañarla. Cómo has olvidado tu promesa.
¡El barco! Te mecen ellas, las olas, con su eterna nana, te abrazan ellas, con su largo manto, te acarician ella,s con sus afiladas maldades. Te perdiste bajo mi mar. En el mar de mis ojos. Amabas mis ojos, decías, cómo el mar eran, me susurrabas. ¡Náufrago perdido, vuelven a mi tus lamentos y tus gritos, salvese la muerta, arrebatese tu vida! ¡Te has ido! ¡En mis llantos, sin embargo presentes estás! ¡No quiero morirme sin volverte a ver, auqnue eso signifique morir para verte por ultima vez!
Si esque hay vida tras de sí, si esque hay amor, te amaré, si esque hay miedo, lo tendré. Mis dos margaritas rubias de ojos azulados, ¡Ellas querran mi muerte, pues no seré más que una muerta en vida! ¡Si la tumba descansa bajo la tierra, que ésa sea mi tumba! Blanco cofre de márfil, transparentes lagrimas de cristal.
¡Que se me arrebate la vida! ¡Nafrago amante, llévame en vida, llévame en muerte!  Que muera, muera, bajo tu manto, que muera, muera, en tus brazos.
Que largue el tiempo que lleva, la viuda del naufrago, el mar se llevó a su amante, que el mar se lleve su alma. Que sus dos pequeñas bastardas, lleven consigo la verguenza. Que lleven las trsietza en sus ojos, de ver al mar en su madre, de ver en las olas su padre.


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