viernes, 20 de septiembre de 2013

"Madera de nogal"

A veces, y sólo a veces, me suelo preguntar, el por qué de tantas cosas. Es un mal principio lo sé, pero, creo que por una vez voy a dejar que  mi mente se vacíe y escribir solo lo que mis dedos quieran. DEjarme llevar por la felicidad auqnue sé que después venga una inmensa tristeza. No quiero, no quiero y mientras más me digo que no quiero más quiero.
Te veo en los ratos libres, te veo, y me pierdo en un mar de infinitas posibilidades, tales cómo imaginarme cómo hubiera sido andar sólo contigo en vez de con mi soledad hasta el puente. Imaginarme sonriendote en mitad de un paréntesis de bocas. Imaginarme tu mirada cargada de ternura cuando me pierda en el infinito. Nunca entendía la farse de "Mirando al infinito" pero ya que es una frase hecha y me sirve para describir lo indescriptible la uso.
Pero hay algo nuevo, ya no sé si lo que veo son  ojos submarinos o  ojos de naturaleza. Ya no sé que verde perfiero.
Él es mi Zafón, mi sabor a muerte, mi olor a mar y a pelo quemado. Él es ese amor fatalista, que no me hubiera gustado continuar. Él es mi  fuego en las venas, mi locura, mi trsiteza, mis ganas de pasado. Él es como un roble, fuerte, de colores parecidos, de sentmientos idénticos. Es como una alga cuando rcibe los rayos del Sol, observandola sólo se ve una extraña atracción del peligro, y cuando la tocas notas la viscosidad, el agua, la sal, el aire puro. Él es mi Augustus, mi Grisam, mi Jace, miJean.

Ella es mi esperanza de un futuro. Con ella sueño con grandes cosas, pero entonces cae sobre mi la fuerza de la naturaleza y me arrastra a lugares oscuros, llenos de pasado, repletos de demonios que matar. Ella es Ginko, sus ojos son dorados depende del Sol, su pelo del color de la madera del Pino en invierno, es tranquila como un Tilo, pero apasionada como una Petunia. Con ella me imagino un montón de margaritas deshojadas, miles de castañas marrones, avellanas maduras, y ciruelas verdes. Sin ella no soy más que una planta medicicnal, estricta, métodica, cinetífica. Ella son mis paseos por la orilla de la playa, mis vistas desde las montañas, mis manos manejando el agua, mis ojos mirando las estrellas. Ella es mi futuro aunque no sea productivo.

Suelo pensar, que la soledad se alejaría de mi sitengo a alguien son quien habalr de ella. Suelo pensar en la compañía como una bendición, cómo el compás de las olas al estrellarse en la bahía, la luminosidad de un faro, las risas secretas, las voces de felicidad, las cuevas de amor. Suelo pensar que si mantuviera una relacíon mi vida sería mejor. Pero entonces pienso, ¡Bendito pensamiento! que para llevar una relación se necesita entrega, dedicación, y la desverguenza. Se necesita poder hablar a los ojos, y no esconderse por miedo a la reacción, se necesita una lengua bien entrenada para decir lo adeacuado en cada moemnto, sin que suene muy culto pero tampoco muy vulgar. Se necesita saber, saber de todo un poco, confianza, valor, pasión, ternura. Y yo no estoy hecha para eso, yo adoro el silencio, y me averguenzo cada vez que hablo, me encanta no contarle mis problemas a nadie ni probar otra rutina que coincida con la del otro. Es doloroso ver cómo he cambiado tanto, como me rendido a la nostalgia tan pronto, cómo he fallado todas y cada una de las veces. Antes, y sólo antes pensaba que yo sería como todo el mundo, tendría un novio, luego me casaría, tendría hijos y viviría feliz. Pero nadie dijo nada de que me enamoraría de imposibles, porque me gustan las historiaque acaban mal. No me puedo enmaorar de un final feliz, porque aborrezco la rutina, la pasión se acaba y las sorpresas se agotan. No puedo entender el amor sino se define cómo triste. No puedo amar a nadie que me corresponda, y esa es mi maldición.
No sé qué hizé mal en el pasado, no sé que anécdotas me han hecho ser así, no sñe nada pero lo sé todo. Y esque la primera vez que me plantée qué hubiera pasado si él hubiera dicho que sí, me quedé vacía. ¿Que se esperaba de mi? ¿Besarle o dejar que me bese? ¿Cogerle de la mano y hablar con él, o escribir cartas con remitente? Y ahí en ese instante de desconfianza, es cuando descubría que lo hubiera dejado de amar con eltiempo, porque ya era correspondido.
No sé qué soy, ni por qué, pero amo como amo, y quiero cómo quiero, porque me he dado cuenta de que los amores correspondidos no sirven para las baladas de amor, sin embargo los amores trágicos sí, y yo soy de las que aman si merece la pena siempre y cuando haya distancia de por medio.

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