viernes, 22 de noviembre de 2013

Momento mori.

Puedo estar sola, me digo; quiero estar sola, me respondo; no puedes estar con nadie, pienso; o a lo mejor no le has querido nunca; me atormento.
Las veces que quise pensé  que había encontrado mi alma gemela, las veces que pude me imaginé un futuro. Pero no veía más que soledad, o a lo mejor es solo que me acostumbre demasiado a la idea de que nadie me correspondería en mucho tiempo. No daré explicaciones, no quiero preguntarme por qué soy así, no quiero salir de mi burbuja de estabilidad y bienestar, pero en algún momento tendré que explotar. Y sé perfectamente cuando y cómo coy a explotar.
La primera vez que me dijo algo romántico pensé "No te enamores de él, que es un Casanovas seductor" supongo que la idea se fue perdiendo con las olas entre la marea de palabras cálidas. Supongo y sólo creo en la suposición, que en algún momento pensé que "Por fin había llegado" pero una reticente nota desafinaba en el pentagrama de mi cabeza, y esque La Clave de Sol, osea tú, ha sido el principio y el fin de mis ideas romanticas. He dejado de soñar, y lo digo literal y metafóricamente. Os contaré un secreto, que por las noches me atormenta dejandome fría cómo un témpano de hielo, os contaré mi secreto que guardé bajo llave en una caja fuerte de oro. Mi secreto, aquel me tortura, es la sensación de su mano contra la mía. Me dejaré de metáforas; el primer día que hablé con él, ese fatídico día, iba precedido de una noche llena de sueños. Soñé con Ginko. Ella me cogia la mano y entrelezaba sus dedos con los míos. Cerré mis ojos. Respiré, pausada y lánguidamente, cómo lo hacen los enamorados, cómo lo hice yo. Y entrelazé sin remedio mi alma a la suya. Entrelazé dos destinos que no debían juntarse. Hicé cosas de las que me arrepiento, y sólo era un maldito sueño ¡Me acusan de traición! ¡Me apuntan dedos imaginarios, gritandome, maldiciendome! ¿Qué he hecho? ¿Que hizé mal para merecer este castigo? Nada me dice una voz en mi interior, sólo le fallaste a Cúpido.
¿Me contarás cuentos al dormir, me hablarás de principes y princesas, de galantes caballeros, de pálidas damas? ¿Me escribirás un libro? ¿Me acunuras en la red de tus mentiras? ¿Me despertarás en Primavera, cómo a las flores, cómo a los árboles?
Es una sensación de paz, es dejarme llevar, es sentir que no debo nada al mundo, y él no me debe nada a mí. Deberíais dejar de soñar un momento, deberiais bajar de la nube, porque cuando te caes la caída no es tan dura. Vas sobrellevandolo todo, sin prisas, sin sentimeintos, sólo con esperanza, con ganas de ver la vida. De verla con los ojos bien abiertos, con los oídos bien atentos, con la boca bien cerrada. Es dejarse llevar.

¿Existe el despecho? Entonces junté el despecho con experiencia. Te dije que no creía en el destino, pero es mentira. Te dije que no quería besarte, te lo dije y lo hiciste. Tú me has dado tu suerte, yo te daré mi reticencia. ¿Que veo cuando miro? No veo nada más que un asqueroso y extraño choque de bocas. No veo más que errores. No veo más que oscuridad. Miro a la mujer mayor de treinta años arrepentida de los besos que dio, de los errores que cometió. No veo más que un extraño odio hacia esa yo que se dejo llevar, mintiendo a los demás, mintiendo a su corazón.

No es posible enamorarse de una persona en una semana. Hecho comprobado. Reto superado.
No puedes dejarte llevar, no quiero volver a hacerlo. Solo habrá dos amores en mi vida. Y nunca querré con el corazón entero. Nunca le entregaré nada mío a nadie. Nunca más.

Así que honremos al Galés, estoy Allain (sola) de nuevo. Y es fascinantemente atractivo.

PD: ¿Realmente se puede escribir sobre el amor, si no quiero volver a saber nada de él?
 


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